Los Juegos del Diseño
Nuestras olimpiada del 68, las únicas de las que hemos sido anfitriones, marcaron un antes y un después en la historia del diseño en México
Por Sebastián Zelaya
A finales de la década de los 60, el ‘DF’ fue seleccionado casi por unanimidad para ser la sede de los decimonovenos juegos olímpicos. Fuimos el primer país latinoamericano e hispanohablante en tener el honor de ser anfitriones del evento: México estaría en la mira del mundo entero y por eso las olimpiadas se convertirían en la vitrina en la que todos verían lo avanzados, modernos y capaces que éramos. Para esto la identidad olímpica (el branding de las olimpiadas, por así decirlo) sería fundamental.
El equipo de identidad, dirigido por Pedro Ramírez Vázquez, incluía a Eduardo Terrazas en diseño urbano; Beatrice Trueblood en publicaciones; Manuel Villazón liderando un equipo de diseño de quince mil estudiantes de la Ibero; Peter Murdoch en proyectos especiales y el trabajo de Alfonso Soto Soria, Abel Quezada y Mathias Goeritz, entre otros creadores, además de un grupo de artesanos huicholes.
Entre todos ellos diseñaron los elementos visuales que estarían en cada detalle del evento, pero la estrella del proyecto fue el diseñador estadounidense Lance Wyman, quien luego crearía la identidad del metro de la Ciudad de México, aún vigente en la actualidad. Wyman investigó a profundidad la esencia del arte y la arquitectura prehispánicos, además de las artesanías tradicionales para tener algo único como inspiración principal y lo mezcló con las tendencias modernistas de la época.
En colaboración con los artesanos se creó una identidad gráfica que tenía de tradición la artesanía huichola modernizada con la geometría lineal de Ramírez Vázquez, en donde los aros olímpicos se mezclaban con las letras para formar la palabra ‘MÉXICO’ o el número ‘68’ en un conjunto de líneas continuas concéntricas que imitaban ondas circulares de agua. Aunque la idea original fue de Pedro Ramírez Vázquez, esta fue refinada por los artistas huicholes y finalmente aterrizado en gráfico por Wyman.
La identidad de México 68 se volvió mundialmente famosa y sigue siendo uno de los logotipos olímpicos más recordados de todos los tiempos. Este diseño gráfico permeó cada aspecto de las olimpiadas, desde los uniformes de las edecanes hasta los boletos, mapas y mobiliario, pero en realidad su impacto fue mucho más grande: el grafismo de las olimpiada -y meses después el del sistema de metro- diseñados por Lance Wyman, y los diseñadores mexicanos se convirtieron en íconos representativos de la tumultuosa y fundamental década de los 60.
La obra gráfica del país en décadas posteriores se vio influenciado por una modernidad nacionalista que pocos mexicanos creían posible. Para México las olimpiadas fueron un parteaguas de innovación que cambió por siempre la historia del diseño nacional.