Rosa mexicano: el color de una nación
Ramón Valdiosera es la mente maestra detrás de este color que le dio parte de su identidad a todo un país (nuestro país). Conoce su origen, lo creas o no, mucho tiene que ver con la moda
Corría el año de 1949 cuando el maestro modisto, ilustrador, dibujante, historietista y coleccionista, Ramón Valdiosera, le regaló el ‘Rosa Mexicano’ a nuestro país. A medio camino entre el “sin querer” y una estrategia meticulosa para dar identidad gráfica al país (proyecto iniciado por el artista Adolfo Best Maugard en los años 30), el visionario Valdiosera se dio a la labor de viajar por el país, investigando y coleccionando la creación artística y artesanal que son la esencia de nuestro país. En el proceso, lo que el Veracruzano descubrió fue un tono muy específico de fucsia, el maravilloso rosa de las buganvilias, que se repetía por cada estado y etnia de nuestra tierra. Para el genio de Valdiosera, esto fue una revelación.
El nacimiento de un ícono
Se organizó la semana mexicana en Nueva York al final de la década de los 40 y Ramón Valdiosera presentó una colección en el hotel Waldorf en dónde su tono Buganvilia fue el protagonista. El impacto de los estadounidenses fue total: acababan de presenciar el nacimiento de un color que les era nuevo y que les encantaba. Nuestro modisto y representante cultural explicó a la prensa e invitados que este tono existía en México en casas, ropa, artesanía, flores, juguetes, panes y dulces. Pronto alguien exclamó, en inglés, que este debía ser entonces un rosa mexicano, pues solo existía en México y los mexicanos lo adoraban. Como dicen, “el resto es historia”, y en verdad lo es, porque desde entonces este tono específico de rosa se convirtió en un símbolo gráfico de nuestro país y folklore.
Mexicano para el mundo y para siempre
Durante los años 60, arquitectos como Ricardo Legorreta y nuestro héroe nacional, Luis Barragán -premio Pritzker de 1980-, comenzaron a incorporar el rosa mexicano en sus obras arquitectónicas y éstas fueron apareciendo en lugares de Centroamérica, Sudamérica, Estados Unidos, Europa y África, promoviendo el tono que desde hacía 20 años antes ya comenzaba a ser un identificador del país. Décadas después, el color aparecía en las imágenes institucionales del México y de su capital: la propia Dolores del Río encabezó el movimiento ‘Rosa Mexicano’, con causa social, que generó entre otras cosas el festival Cervantino.
Si bien tonos similares han sido populares en la moda y la cultura desde épocas de Schiaparelli (quien lo bautizó como Shocking Pink en 1937 con el lanzamiento de su perfume), algunos de los nombres que se les han dado han cambiado y se han globalizado (desde los 50, el nombre general es hot pink o fucsia), pero para México, este color siempre será “Rosa Mexicano” y no se olvidará nunca que fue un genio de la moda y el dibujo de nuestro país quien nos lo regaló.
La historia del rosa mexicano es un ejemplo de la riqueza estética de México, de los tesoros que tiene nuestro país y que en muchas ocasiones no son evidentes ni para los propios mexicanos. A veces hace falta que llegue un genio, visionario y emprendedor como Ramón Valdiosera para desenterrar y ofrecer con orgullos al mundo las maravillas de nuestra cultura mexicana. El padre de la moda mexicana nos enseñó que hay que mantener los ojos y el corazón siempre abiertos.