El huipil es una pieza única de la vestimenta nacional que trasciende nuestra historia y que merece nuestro amor y admiración

Por Sebastián Zelaya

Prenda típica de más de 8 estados del país, el origen del huipil se remonta a hace más de 5 siglos. Desde entonces ha sido adaptado por diferentes culturas y comunidades que la han tomado como la prenda principal de la vestimenta femenina.

A principios del S. XX, la artista Frida Kahlo adoptó el huipil para cubrir su cuerpo enfermo y los corsés ortopédicos que debía usar. Nadie imaginó que unos 40 años después, con la celebridad explosiva de la pintora, el huipil se convertiría en un símbolo internacionalmente reconocible de la identidad mexicana. El día de hoy, mujeres de todos los panoramas sociales, activistas y políticas llevan el huipil como muestra de su cercanía con sus raíces mexicanas.

Te compartimos tres datos fundamentales sobre el huipil tradicional mexicano.

Pureza geométrica, sofisticación estética

El huipil es una de las prendas más simples que existen en el mundo. Su patronaje responde a la técnica de confección prehispánica que, al carecer de tijeras, se basaba exclusivamente en cortes rectos que se lograban rasgando la tela por la urdimbre. La estructura del huipil,  totalmente rectangular con un agujero en medio para dejar pasar la cabeza, lo dota de un minimalismo sofisticado que puede parecer increíblemente moderno incluso en nuestros días.

Versatilidad total

La simplicidad del huipil la convirtió en la prenda básica de las mujeres prehispánicas y cada cultura la modificó para satisfacer necesidades ornamentales y simbólicas. Hay huipiles totalmente bordados y otros donde la tela es el único elemento; algunos tienen plumas blancas de gallina y otros se decoran con listones. Estas variaciones dependen de cada comunidad, pero también de la posición social, edad o celebraciones específicas.

Los huipiles existen en distintos largos y anchos que las mujeres aprovechan para jugar con el estilismo; se puede llevar con el enredo o falda. En San Juan Copala, Oaxaca, se usa recogido en la cintura en forma de rollo, mientras que en San Juan Chamula, Chiapas, lo usan metido en la falda a modo de blusa. El styling de un huipil tiene muchísimas posibilidades.

La cosmogonía en una prenda

Para algunas culturas del centro y sur del país, el huipil tenía simbolismos importantes. Cada lado de la prenda representa un punto cardinal: el pecho representa el sur y la espalda el norte. En esta cosmovisión, cada vez que una mujer pasa su cabeza por el agujero de un huipil se convierte simbólicamente en el eje del universo, está en un lugar sagrado entre el cielo y el inframundo, los motivos del universo radian por su cabeza y a lo largo de sus brazos. Este rol simbólico sólo lo pueden cumplir las mujeres (nunca un hombre, claramente) y es un gran privilegio. La profundidad de esta simbología es alucinante e inspiradora, particularmente en nuestros días.  

De todas las prendas que conforman el armario tradicional mexicano -de treinta y dos estados y miles de poblados–, el colorido huipil se ha convertido en un ícono nacional y ha dado la vuelta al mundo para identificarnos.

DMX32 reconoce el valor y la importancia de esta increíble prenda nacional que nos hace vibrar de orgullo.