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La evolución de la belleza mexicana

Desde los grandes vestidos y ajustados corsés, hasta la llegada de las mascaras de pestañas y los smokey eyes. Los estándares han cambiado tanto que te sorprenderás

Por Sebastián Zelaya y Gustavo Prado

¿Sabes cómo ha cambiado la búsqueda de la belleza mexicana desde 1810 hasta hoy? Es el 208º aniversario de la Independencia, mucho ha pasado en la moda y su característica fundamental ha cambiado notablemente con el paso del tiempo. Cada segundo, las ideas y preferencias que la gente tiene sobre cómo se debe de ver, evolucionan. Así como un video se vuelve viral un día y se olvida al siguiente.

A lo que el colectivo humano siente, piensa, cree y hace en un período específico de la historia se le llama zeitgeist, es éste el que controla lo que sucede en las modas y es un fenómeno que ocurre en todo el mundo. Desde la colonia, México ya participaba en ese ‘aire del tiempo’ de España y los demás virreinatos y, desde el XIX, nos unimos a las modas de belleza y vestimenta de todo el mundo occidental. Viaja con nosotros por la historia del maquillaje y la belleza de México en cinco momentos clave.

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Imperio

La caída de la monarquía en Francia y el surgimiento de las repúblicas napoleónicas dejaron en el olvido al rococó recargado y trajeron consigo el sobrio estilo imperial poco después.

Agustín de Iturbide, símbolo republicano, tenía un corte de pelo que ahora llamamos ‘Titus’, el mismo corte que llevaba ese emperador romano del año 90 DC. Obviamente, los hombres de clase alta hicieron ese corte de pelo como suyo.

A la par, las mujeres adoptaron un estilo de maquillaje que imitaba el blanco del mármol, usando polvos de arroz, titanio, plomo (que era enormemente tóxico) y hasta polvo de perlas para las señoras más adineradas. Este aspecto frío parecía alguna enfermedad, por lo que a esas damas se les llegó a conocer como “tísicas”. Sin embargo, era un look enormemente deseable y sexy.

En México, Leona Vicario y la famosísima corregidora, Doña Josefa, compraban revistas europeas de moda para saber qué pasaba del otro lado del Atlántico, convirtiéndose en las responsables de traer dicha moda a México.

Las Currutacas de 1830

En esa época surgió el romanticismo en las artes y, desde luego, en la moda. La moda romántica llegó al tiempo que una dama escocesa se casó con un diplomático español que fue el primer embajador en México. Madame Calderón de la Barca, como se le conocía socialmente, trajo algo de la moda europea a México, de grandes mangas ‘jamón’ y faldas de gran vuelo.

Calderon de la Barca describió el aspecto de las mexicanas en sus memorias: ‘la belleza de las mujeres de aquí consiste en los soberbios ojos negros, en el hermoso cabello oscuro[…]’. Además, hizo mención de algunos “defectos”: ‘el color de su tez no es el olivo pálido de las españolas, ni el moreno brillante de las italianas, sino un amarillo bilioso. Porfían en introducir el pie en un zapato media pulgada más corto y arruinan el pie, destruyen su gracia al andar y en consecuencia el de sus movimientos: esta moda empieza, por fortuna, a caer en desuso'. 

En ese entonces, el “amarillo bilioso” que menciona también se vio cubierto por maquillaje de polvos blancos, aunque ahora se usaba también el rubor sobre las mejillas produciendo un gran contraste con la piel blanca.

Romanticismo

Durante el siglo XIX, se popularizó la historia de la princesa india que llegó a Acapulco y se convirtió en esclava y que hoy en día conocemos como “China Poblana”. La historia de su traje es controvertida, pero a principios de la década de 1840, Madame Calderón de la Barca quiso usar un traje de china poblana para una cena elegante bajo la advertencia de que era un traje para mujeres de baja estirpe, indigno de la esposa de un diplomático. La historia de este traje, ahora típico, es de mestizaje y sincretismo entre Asia, América y Europa.

El maquillaje de las mujeres siguió igual que en la década anterior: simple y discreto, contrastando con los volúmenes exagerados de las faldas y corpiños en boga. Si la imagen no te llega a la mente de inmediato, piensa en las películas “Lo que el viento se llevó” y “Jane Eyre”.

El ejemplo de moda masculina, símbolo adusto, fue Abraham Lincoln, de quien Benito Juárez compartía el terno negro con corbatín de moño en satín y hasta el sombrero de copa.

La belle époque

En 1890 llegó ‘El Palacio de Hierro’ a México. La primera tienda departamental del México, inspirada en las europeas ‘Le Bon Marché’ y ‘Galleries Lafayette’ que representaban la nueva forma de comprar.

La moda de silueta S, como en la película “Las tandas del principal” (1949), es representativa gracias a Don Porfirio Díaz, quien era amante de todo lo francés. Situación que dio origen a un fuerte malinchismo francófilo.

Los cosméticos y el maquillaje eran discretos, porque eso era lo propio de las mujeres decentes. La cara blanquecina aún era popular entre las aristócratas porque significaba riqueza, ya que no se salía de casa para trabajar. También se usaban guantes y sombrillas, así que prácticamente nunca les daba el sol. Si la piel no era ‘tan clara’, se aplicaba polvo finísimo de arroz ‘para disimular’.

La garconne

En los 20, el estilo garconne -de muchacho- se convirtió en el más popular entre las mujeres; la primera guerra mundial marcó las sociedades al rededor del globo. Una generación de jóvenes que por primera vez experimentaban conflictos bélicos en su vida, comenzaron a experimentar una necesidad de vivir al máximo y de ser libres.

Para las mujeres esto significó un cambio en moda y belleza, siendo el resultado las ‘flapper’: vestidos cortos sueltos, siluetas largas y liberadas, busto vendado, peinado corto movimiento y colores que devolvieran la alegría a la vida. Al labial le llamaban ‘bilet’ y se pintaban la boca con forma de un corazón; la mascara de pestañas -inventado por Eugène Rimmel en 1834- acompañaba los ‘smokey-eyes’ del cine mudo. Las cejas se eliminaban con pinzas y se delineaban con ‘crayón’ negro, usando la nariz como ancla y trazando la ceja semicircular ¡hasta arriba en la frente!

En México la diva Lupe Vélez fue un ícono garconne rival en estilo y belleza hasta de Gloria Swanson.

¡Ya lo ves! México y las tendencias han estado juntos, las mexicanas han tenido la creatividad de mezclar los estilos con nuestra propia identidad. Amantes de la moda, estilistas, diseñadores, directores de arte, fotógrafos y artistas: ¡hagamos que crezca y siga la historia de la moda, el estilo y la estética en nuestro país!