Ser creador es seguir el impulso que le pide a tus manos inventar nuevas cosas. Si la vocación es el sonido, el camino será la música; si es el sentido del gusto, entonces la gastronomía y la coctelería están a la puerta. Pero en un mundo como el nuestro, donde instagram y las experiencias que tenemos a través de las redes y las pantallas desarrollan la pasión por lo visual desde la edad más tierna, todos los caminos llevan al diseño.

Por definición, habría que aclarar que hay tres caminos diferentes: artesanía, arte y diseño. Puede que parezcan lo mismo, pero no lo son. La artesanía está basada en la producción manual de piezas limitadas que siempre refieren a la tradición, la manera milenaria en la que los pueblos originales resuelven sus vida a través de objetos simbólicos y llenos de significado.

El arte, a su vez, se enfoca en la expresión. Pero no cualquier grito en el descampado, sino una expresión que tiene la capacidad de comunicar significado, y puede ser hecha de manera única (como en el caso de las pinturas) o reproducida en serie (como en el caso de la fotografía o la gráfica o hasta los medios digitales de ahora) y no por eso deja de ser arte.

Pero es el diseño el que tiene como misión resolver problemas. Con él podemos cubrirnos en forma de ropa, crear objetos para preparar nuestra comida, hacer atractivo un cartel y otro sinfín de usos. La artesanía existe desde tiempo inmemorial; el arte, como lo entendemos ahora, es un fenómeno que viene del Renacimiento; pero el Diseño sólo existe desde la Revolución Industrial, cuando las máquinas crearon un problema: podíamos producir en gran escala. ¿Quién iba a determinar la forma, estilo y función de todos esos objetos nuevos?

Surgió la necesidad de inventar una carrera nueva: la del diseñador. Y se tardó mucho en llegar a México. Hace casi exactamente 100 años surgió en Alemania la Bauhaus, la primera escuela de diseño. Y los nazis se encargaron de cerrarla muy poco tiempo después, en 1933, con lo que empezó una diáspora en la que los maestros emigraron a todos los continentes, y algunos llegaron hasta América, donde fundaron nuevas escuelas de diseño. En México, las pioneras fueron la UAM y la Ibero, que fundaron nuevos paradigmas del diseño.

Hoy, estudiar diseño, tiene mil opciones. Desde la década de los ochenta podemos estudiar diseño de moda en nuestro país, no sólo en la ciudad de México, sino en Monterrey y en Guadalajara; también hay iniciativas de modas en todas las capitales del país.

De verdad, cualquier opción que esté al alcance de tu presupuesto y en tu región es buena, porque el secreto para estudiar -como hemos descubierto en DMX32- ¡sólo depende de ti y de la capacidad que tengas de entender que el diseño como solución de problemas depende de que pidas ayuda, interactúes, seas multidisciplinario y entiendas la realidad de tu entorno!