El diseñador Julio Chávez vistió a grandes estrellas mexicanas y llevó nuestra moda a las calles de París
Por Sebastián Zelaya
Julio Chávez es uno de los personajes fundamentales de la historia de la moda mexicana, pero es dolorosamente poco conocido por el público en general. Nació en Ahualulco del Mercado, Jalisco, en 1920. Llegó a México durante los 30 y poco tiempo después ya trabajaba como sastre y como vestuarista para las vedettes que bailaban todas las noches en los cabarets de la ciudad que estaban en boga en esa época. En 1948 diseñó el vestuario de su primera película y de ahí en adelante su trabajo no paró de aparecer en las pantallas.
En 1953, el fotógrafo Nacho López tomó una fotografía de una modelo (se discute si de la actriz Matty Huitrón o la prima de Julio Chávez) paseándose por la calle de Madero en el centro. La mujer lleva un vestido muy entallado al estilo que había propuesto Dior en el 47 y se dice que ese vestido lo diseñó Chávez. Así eran sus creaciones: femeninas y salerosas, particularmente para esa época, y por eso el jaliciense conquistó a las más grandes estrellas del espectáculo, como Sara Montiel, Lola Beltrán, La Prieta Linda y María Victoria.
Un día Julio se presentó en Televisa para sugerir sus creaciones en el programa Señorita México, antecedente de Nuestra Belleza México, y se las aceptaron, diseñando el vestuario en 1977 y luego de 1981 a 1985. En los 70, el gobierno de Jalisco, orgulloso de su diseñador estrella, lo mandó a París con su colección y un pequeño equipo para hacer una sesión en las calles de la ciudad luz que salió en la revista Claudia, llevando un ejemplo de moda mexicana directamente a la cuna de la Alta Costura.
Una de sus últimas pinceladas en el ojo público fue su autobiografía titulada ‘Vestidas y Desvestidas’, que narraba las anécdotas de la farándula de la televisión nacional -en las cuáles Julio siempre estaba presente- y fue un gran éxito con muchísimas publicaciones vendidas.
Tristemente, al final de su vida de éxitos en las pasarelas y la televisión, Julio acabó olvidado y en una crisis bastante acuciante en su casa de la colonia Condesa, cuidado por algunos de sus familiares, historia que muchas veces se repite en la industria de la moda, donde lo que acaba por prevalecer es el olvido de grandes creadores.
No obstante, con sus vestidos de bordados y pedrería, se hizo popular entre las bailarinas y actrices del espectáculo, quienes lo hicieron famoso en el cine y la televisión, pero Julio Chávez tuvo, además, la pericia de integrar a sus sensuales diseños, elementos como los del rebozo o la mantilla tradicionales, aportando una modernidad atrevida a nuestro legado cultural de moda y por eso lo recordamos hoy en DMX32.