Las piñatas en México: tradición mestiza

Aunque no pueden faltar en las celebraciones mexicanas, lo cierto es que se las debemos a los chinos y a Marco Polo

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Las piñatas son una de las tradiciones que, sin importar nivel socioeconómico, religiones o costumbres, disfrutamos todos los mexicanos en algún punto de nuestra vida. En las fiestas de niños se acostumbran las de cartón con formas de personajes que estén de moda, pero en la tradición de las posadas navideñas mexicanas, las piñatas tienen un diseño muy particular con una gran historia.

Durante sus viajes por China, Marco Polo descubrió que para celebrar el Año Nuevo y el comienzo de la primavera (que son fechas cercanas), los chinos creaban figuras de barro en forma de animales como bueyes o vacas y las cubrían con papeles de colores. Rellenas de semillas, estas primeras piñatas se golpeaban hasta quebrarse simbólicamente, regando al pueblo con comida. Después se quemaban los restos y se recolectaban para la buena fortuna. Marco Polo tomó esta tradición y la llevó hasta Italia en donde las llamaron “pignata”, como se llaman en italiano a las vasijas de barro (material del que están hechas muchas piñatas).

Durante el siglo XVII llegaron las piñatas a América en los barcos de los conquistadores. Llegaron a México y fueron empleadas por los evangelizadores como una manera de mezclar las tradiciones indígenas con las católicas; los mayas acostumbraban romper recipientes de barro rellenos de cacao como juego, así que la idea no era totalmente ajena para los nativos de México. Llegó a representar la presencia del hombre en la tierra y su relación con Dios. No mucho tiempo después, se comenzaron a usar en las celebraciones de cuaresma y de Navidad. A principios del siglo XIX, la iglesia llegó a prohibirlo por el tipo de fiestas y canciones que las acompañaban, después pasaron a ser una parte central de las celebraciones religiosas en el país.

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Las piñatas tradicionales (no las de las fiestas de niños) son de ollas de barro decoradas como si fueran estrellas con siete picos que representan los pecados capitales. Por fuera, la piñata cubierta de papel de colores es llamativa y atractiva al igual que los pecados que tientan a la gente. El que pega a la piñata con el palo debe hacerlo con los ojos vendados porque esto representa la fe ciega en Dios (tradicionalmente la persona debía dar 33 vueltas para marearse, como la edad de Jesús al morir). Golpear la piñata simboliza una lucha contra el mal. Por dentro la piñata lleva fruta y a veces dulces que son la gracia de Dios que cae sobre la gente al romperse, venciendo a los pecados.

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Las piñatas no son realmente un invento mexicano ni nunca han pretendido serlo, más bien son el resultado de viajes extraordinarios por el mundo, conquistas belicosas, celebraciones de la fe y las ganas de hacer comunidad a través de los ritos, y México dio de su cosecha para crear la costumbre que conocemos hoy en día. Actualmente son un juego y una tradición queridísima y, aunque no es necesario conocer la historia para disfrutarlas, siempre resulta fascinante entender por qué hacemos las cosas que hacemos y que han enriquecido nuestra cultura durante siglos.

¡Felices fiestas!