El orgullo verde de Culiacán

El Jardín Botánico de Culiacán es un museo vivo que presume a sus visitantes la exuberancia natural de Sinaloa y del resto del país

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El Jardín Botánico de Culiacán inició como un proyecto en 1986, idea del ingeniero Carlos Murillo Depraect, botánico aficionado y coleccionador de plantas que soñaba con un espacio urbano que fuera un área verde para la ciudad y en donde se pudiera instalar su propia colección de plantas y especies vegetales. Hoy en día, este jardín botánico es considerado el mejor del norte de México y uno de los más completos del país con especies de todos tipos de ecosistemas y géneros: cactáceas, tropicales, frutales, acuáticas (con nenúfares como los que Monet pintó tantas veces acompañados de ranas, tortugas, caracoles y peces) y hasta un banco de semillas.

Curaduría orgánica

En este jardín se exhiben ejemplares botánicos del estado de Sinaloa y sus zonas aledañas para conservar y estudiar las especies endémicas y en peligro de extinción. La curaduría y paisajismo del parque están diseñados con base en la importancia de las especies, la calidad de cada ejemplar y la manera en la que se integran unas con otras estéticamente, con la intención de potencializar su belleza natural.

El arte de la naturaleza

Pero no sólo es un magnífico jardín. Imagínate que muchos museos tienen jardín, pero este es al revés: como si la megadiversidad vegetal y animal de los jardines no fuera suficiente, el Jardín Botánico de Culiacán alberga una colección de 40 piezas de arte contemporáneo, gigantes y al aire libre de autores como los mexicanos Gabriel Orozco, Tercerunquinto, Pablo Vargas Lugo, Sofía Táboas; el danés Eliasson Olafur, el estadounidense James Turrell (con una instalación audiovisual llamada Encounter Skyspace, que más que nada es una experiencia) entre otros.

La colección que se encuentra en el Jardín Botánico de Culiacán es la más importante de arte contemporáneo exhibida al aire libre en el mundo y fue iniciada por la familia Coppel, con la donación de una obra de Eduardo Abaroa. Además, allí también encontrarás espacios de relajación y para proyección de películas y, por si fuera poco, el jardín recibe a curadores de todo el planeta para analizar la colección y realizar programas para gente de todas las edades con el fin de que aprecien y vivan experiencias inolvidables en el lugar.

Tras la remodelación de 25 millones de pesos e intervenciones de la arquitecta Tatiana Bilbao, hoy en día los afortunados culiacanenses tienen uno de los espacios públicos más extraordinarias del país e incluso hay restaurantes y hoteles cercanos para disfrutar el parque de sol a sombra. Probablemente es difícil de dimensionar para los que no somos del norte, pero la temperatura de la ciudad a veces alcanza los 45 grados centígrados. En ese calor, tener un jardín como este es el máximo privilegio.

El Jardín Botánico de Culiacán es una experiencia completa de botánica, arte contemporáneo y arquitectura que merece un viaje a esas latitudes norteñas del país exclusivamente para visitarlo -y de paso probar la increíble cocina de la región, aunque eso te lo contaremos luego-.