Aunque amamos su personaje, encontrarse con alguien como ella en el trabajo puede ser muy estresante
Por Analuz Rodríguez
Ver a Miranda Priestly en pantalla es una cosa, pero tener a alguien como ella en la oficina es otra completamente distinta. Si es tu caso, siempre hay una salida fácil: renunciar. Pero si dejar tu trabajo NO es una opción, sea cual sea la razón, te dejamos algunos consejos que podrían ayudarte a que el tiempo que pasas con tu jefe sea más llevadero:
1. Intenta conocerlo mejor
Con esto no nos referimos a que le invites unas copas o que te esfuerces demasiado por pertenecer a su grupo de amigos, sino que trates de entender un poco su personalidad. Bastará con que observes cómo actúa con los demás e incluso cómo habla para que te des cuenta de que, probablemente, no tiene nada en contra de ti y simplemente es así con todos y hay que adaptarse al igual que el resto para que tus días en la oficina sean mejores.
2. Evita ser reactivo
Los y las jefes con el Síndrome de Miranda Priestly suelen tener aires de superioridad (por no decir huracanes). Ante tal circunstancia, evita actuar o responder de alguna manera que te pueda traer consecuencias graves. O sea, si ya sabes cómo es, dale por su lado y cumple con tu trabajo.
3. Sonríe
En caso de que ya no tengas ni la más mínima idea de cómo responderle a sus comentarios poco asertivos ni a sus órdenes sin sentido, sólo sonríe. No tienes que decir nada que no quieras y tampoco alimentar su inflado ego. Si crees que sonreír no es algo que te salga muy bien cuando no es natural, bastará con que asientas con la cabeza y tu jefe captará el mensaje.
4. No te creas todo
Volviendo al hecho de que los jefes de este tipo pueden ser realmente duros y hasta ser crueles, debes tener bien claro quién eres tú. No permitas que sus comentarios te afecten y mucho menos dejes que su simple presencia te arruine un día de trabajo que podría ser maravilloso. Si tú tienes claro de lo que eres capaz, si te auto-analizas a ti y tu trabajo, lo que has hecho bien y en lo que la has regado, no habrá manera en la que tu jefe ni ningún colega te haga sentir menos.