El streetstyle mexicano tiene fuerza en 2018 y reivindica la calle mexicana en los ojos del mundo
Por Sebastián Zelaya
A finales de los 70, las influencias del punk, la cultura del skate y el inicio del hip hop dieron lugar a un sentimiento de liberación social y cultural que se manifestó en la música y en la moda: en California, el skateboard hacía furor. Los jóvenes lectores de Skateborder Magazine formaban equipos para competir en los parques de skate de Los Ángeles y San Diego. Por su parte, las calles de Brooklyn y el Bronx en Nueva York se llenaron de jóvenes que tomaron la ropa como medio de expresión, oyendo el hip hop de DJ Kool Herc y haciendo beatbox como una nueva e irreverente manera de crear música. Los pantalones deportivos, los jeans, las hoodies, las playeras estampadas, las gorras y los sneakers, se convirtieron en las prendas preferidas de las juventudes urbanas de los 70 y 80, desde la costa este hasta la oeste de Estados Unidos. Ese es el origen del streetwear que conocemos hoy.
La comodidad, simplicidad y desenfado significaban que el streetwear comenzaba a volverse popular incluso entre personas que no pertenecían a los barrios de Nueva York, ni a los grupos de skate californianos. Y su popularidad aumentó aún más después de un suceso que cambió la historia del streetwear y del sportswear: Nike comenzó a patrocinar a la estrella del basquetbol, Michael Jordan, y se volvió un estilo mediático y deseable en la cultura popular. Cuando surgió la serie The Fresh Prince of Bel-Air, Will Smith representaba el estilo urbano de los 80 (aunque fue una serie de los 90) volviéndose tendencia. Lo mismo que pasó una década después con la serie Skins en 2007 que ya anunciaba el nuevo streetwear del milenio.
Hoy en día, la alta moda se ha apropiado de este nicho con marcas nuevas como Alexander Wang, Public School y Off-White, que producen streetwear que se vende como prêt-à-porter de lujo. Incluso marcas de sportswear auténtico como Supreme han caído en manos de los sectores más altos de la industria.
La cercanía con Estados Unidos y la cultura urbana de nuestro país han hecho de México un lugar ideal para la explosión del streetwear, en donde ya existen decenas de marcas que se especializan en ello y nos posicionan internacionalmente. Te presentamos algunas de ellas:
Roberto Sánchez
Su gran talento lo ha llevado a vender sus colecciones en Estados Unidos y Europa. Después de ganar el concurso ‘VOGUE Who’s On Next? México’ en 2013, Roberto Sánchez apareció en WGSN como uno de los talentos latinos que el mundo no debe perder de vista. Esta marca es un buen ejemplo de lo que pasa cuando se mezcla el streetwear con la moda de alta gama.
Sánchez-Kane
Bárbara Sánchez-Kane vive y trabaja en Nueva York desde hace años, en dónde sus colecciones de hombre son celebradas por ser provocativas y venir de un lugar abiertamente sexual, alternativo y liberado. La mexicana estudió en Polimoda en Italia, y presentó su colección de graduación en PITTI UOMO. Bárbara es uno de los mejores representantes internacionales del streetwear mexicano.
MANCANDY
Las prendas de MANCANDY han dado la vuelta al mundo –y han sido imitadas también muchas veces– por ser totalmente desvergonzadas y sexualizadas, pero con cortes y materiales que suelen ser tradicionales y que dan a sus prendas un estilo duro, urbano y divertido. La incursión al hip hop de Andrés Jiménez, su director creativo, sólo ha ayudado a la marca a consolidarse como una de las marcas de streetstyle más relevantes de Latinoamérica.
Logophile
Logophile es una marca mexicana que llegó a la moda en octubre del 2015 con la intención de revolucionar la industria de la personalización. Logophile significa “amante por las palabras”, y con esa idea la firma crea chaquetas, pantalones y otras piezas básicas personalizadas con frases, imágenes, colores y símbolos que vuelven a cada prenda una obra única. Revistas como Vogue han reconocido su trabajo y Harper’s Bazaar Turquía le dedicó una portada en 2017.